La defensa de Wola en septiembre de 1939

          El 30 de enero de 1933 Adolf Hitler fue elegido canciller de Alemania. En poco tiempo implementó un estilo dictatorial de gobernar y se denominó Führer, caudillo del Tercer Reich. Hitler desde el inicio de su mandato empezó a llevar a cabo la idea de la hegemonía alemana sobre Europa y del Drang nach Osten, o sea la expansión al este del espacio vital para los alemanes.
          El 21 de octubre de 1933 Alemania abandonó la Sociedad de Naciones en la que entró en septiembre de 1926. La Sociedad o Liga de Naciones fue creada después de la I Guerra Mundial, en 1920. Fue formada por varias decenas de países y su principal objetivo fue garantizar la paz mundial.
          Una vez fuera de la Sociedad de Naciones, Alemania empezó a aumentar el potencial militar, sin tener en cuenta las disposiciones del Tratado de Versalles. En marzo de 1935 fue promulgada en Alemania la llamada ley militar que preveía un triple incremento en número de las existencias de la Wehrmacht y el servicio militar obligatorio de los reclutas. En junio de 1935 Alemania firmó con Gran Bretaña el llamado Acuerdo naval que permitió abiertamente desarrollar la Kriegsmarine. La industria de armamento empezó la producción a gran escala de piezas de artillería, tanques y carros de combate.





Producción de cañones pesados y aviones de caza alemanes


          El 13 de marzo de 1938 se concluyó el Anschluss (la anexión) de Austria. El 14 de marzo de 1938 Hitler promulgó la ley de anexión de Austria al Gran Reich como la Marca Oriental (Ostmark). De este modo se cumplieron los objetivos de algunos círculos políticos de ambos países, formulados poco después del fin de la Primera Guerra Mundial.
          Realizando sus planes a largo plazo, Hitler formuló sus pretensiones acerca de Checoslovaquia. Primero demandó para Alemania la anexión de los Sudetes, habitados en gran medida por la minoría alemana, que formaban parte del territorio de Checoslovaquia.
          Las pretensiones alemanas fueron formuladas en la conferencia de Munich el 29 y el 30 de septiembre de 1938, en la cual participaron, además de Alemania (representada por A. Hitler), los representantes de Italia (B.Mussolini), Francia (E.Daladier) y Gran Bretaña (A.N.Chamberlain). El 30 de septiembre de 1938 fue firmado el tratado sobre Checoslovaquia, sin la participación del dicho país que, bajo la presión de las potencias occidentales, se vio obligada a ceder y aceptar la incorporación de los Sudetes a Alemania.
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El ejército de la Wehrmacht saludado por la minoría alemana al entrar en los Sudetes.


          No fue el fin del reparto de Checoslovaquía. Aprovechando la ocasión, Polonia forzosamente recuperó la región de Zaolzie que fue objeto de litigio desde 1919-1920. Zaolzie tras el ultimátum de Polonia fue incorporado por el ejército polaco entre el 2 y 11 de octubre de 1938. El 2 de noviembre de 1938 Hungría ocupó la Eslovaquia meridional y la Rutenia Subcarpática. El 16 de marzo de 1939 el restante territorio de Checoslovaquia pasó a formar parte del Tercer Reich como el Protectorado de Bohemia y Moravia. En el territorio de Eslovaquia fue creada la Primera República Eslovaca, con claras simpatías proalemanas.



Los alemanes en los Hradcany de la Praga checa.

          Alemania, mediante la incorporación de los Sudetes, ganó unos territorios bien fortalecidos, así como grandes plantas industriales, incluidas las fábricas de armamento de “Skoda” con una capacidad productora igual a la industria de armamentos de Inglaterra.

          En aquel momento llegó el turno de Polonia. El gobierno polaco no se ablandó ante las exigencias de Alemania, en lo relativo al estatus de Gdańsk (Danzig) y el llamado “pasillo” de Gdańsk. Alemania entabló contacto con el país vecino al este de Polonia y ambos establecieron una estrategia política y militar común respecto a la República de Polonia. El 23 de agosto de 1939, en Moscú, fue firmado “El Tratado de no agresión entre el Tercer Reich y la Unión Soviética“ conocido como el Pacto Ribbentrop-Molotov. Al pacto fue agregado un apéndice secreto sobre el reparto de las zonas de influencia. Las repúblicas bálticas: Latvia, Finlandia y Estonia y la Besarabia rumana iban a pertenecer a URSS. En cuanto a Polonia, la línea divisoria corría a lo largo de los ríos Narew, Vístula y San.


Stalin con el ministro Ribbentrop

          El estallido de la guerra contra Polonia fue cuestión de días. El 23 de agosto, en la reunión de información de los comandantes de la Wehrmacht en Obersalzberg, Hitler dijo:
          “ ... La destrucción de Polonia es de primer plano. Nuestro objetivo consiste en liquidar las fuerzas vivas del enemigo y no llegar a una meta fija... Daré a la propaganda un motivo para justificar el estallido de la guerra, no importa que sea fidedigno. Nadie va a preguntar al vencedor si dijo verdad o no.
          Al iniciar y llevar la guerra no se trata del derecho, sino de victoria. No tengan piedad. Actuar con brutalidad ... La razón la tiene el más fuerte ...
          Por eso he preparado mis unidades de la calavera [Totenkopf, equipos especiales de las SS] con la orden de matar sin piedad ni perdón a todos los hombres, mujeres y niños de origen polaco.”


          El 1 de septiembre de 1939 por la madrugada, de acuerdo con el Fall Weiss (Plan Blanco), las tropas alemanas atacaron el territorio de Polonia desde norte, oeste y sur. Los ejércitos de tierra alemanes contaron con 1,8 millones de soldados, 11 mil cañones, 2,8 mil tanques y aproximadamente 2 mil aviones.


El acorazado Schlezwig-Holstein haciendo fuego contra el Westerplatte

          Polonia puso en pie aproximadamente 950 mil soldados, 4,3 mil cañones, 475 tanques y 463 aviones. La proporción de fuerzas no favoreció Polonia bajo ningún aspecto y empeoró aún más con la invasión del Ejército Rojo por el este, el 17 de septiembre de 1939. El resultado de la confrontación estaba claro: Polonia no tenía ningunas posibilidades de éxito. Dos grandes estados totalitarios, con 270 millones de habitantes en común contra apenas 35 millones de habitantes de Polonia.


Los generales alemán y soviético en el desfile triunfal en Brześć el 22 de septiembre de 1939

          Las tropas alemanas avanzaban aprovechando la superioridad numérica y material. El ejército polaco retrocedía en luchas encarnizadas. El frente se aproximaba a Varsovia. Desde el primer día de la guerra, la capital había sido bombardeada. Contra los aviones de bombardeo y de caza alemanes, lucharon cerca de 50 aviones de combate polacos que, a principios de septiembre, derribaron unas 50 máquinas del enemigo y dañaron otras 20. Sin embargo, las pérdidas propias alcanzaron 38 máquinas, lo que privó a Varsovia de la defensa antiaérea. Todo el peso de la defensa contra los ataques aéreos estaba en manos de la artillería antiaérea que cumplió bien su deber, derribando durante la defensa de Varsovia 106 aviones alemanes. Desgraciadamente, a pesar del esfuerzo de los aviadores y artilleristas polacos, no era posible defender la capital contra los bombardeos que destruyeron objetos militares y, sobre todo, civiles.

          El 2 de septiembre las fuerzas del XVI Cuerpo Blindado del 10o Ejército aleman, tras vencer la defensa polaca en la región de Częstochowa prosiguieron el avance en dirección a Varsovia. Pasadas las luchas del 5 y 6 de septiembre cerca de Piotrków Trybunalski y Tomaszów Mazowiecki, las tropas tuvieron abierto el camino hacia la capital. La 4ª División Blindada del mencionado Cuerpo al mando del general Georg Hans Reinhard invadió Varsovia, con cerca de 260 tanques, 4 batallones de infantería motorizados y unas 36 piezas de artillería, sin prever defensa fuerte en Varsovia.


Los carros blindados de combate alemanes penetrando en los suburbios de Varsovia

          El 4 de septiembre el gobierno decidió la retirada de las oficinas centrales desde Varsovia a Lublin y alredodores. El 5 de septiembre por la tarde, el presidente Ignacy Mościcki salió de la capital en dirección a Lubartów. La noche del 6 a 7 de septiembre, aproximadamente a las dos de la noche, el gobierno abandona Varsovia, yendo a Łuck. El comandante en jefe, mariscal Edward Rydz-Śmigły sale a Brześć de Bug, dejando en Varsovia al jefe del estado mayor, el general de brigada Wacław Stachiewicz.

          Mientras tanto, a Varsovia afluían otros refuerzos: entre éstos, el 7 de septiembre de 1939, llegaron dos batallones: el 2o y el 3er Batallón del 40o Regimiento de Infantería “Niños de Lvov” bajo el mando del jefe del Regimiento, el teniente coronel Józef Kalandyk.


La medalla del 40º Regimiento de Infantería “Niños de Lviv”

          Fueron inmediatamente dirigidos a la región de Varsovia-Oeste que comprendía los distritos de Rakowiec, Ochota y Wola. La 7ª Compañía del 40º Regimiento junto a la batería de artillería ocupó posiciones a ambos lados de la calle Górczewska.


Los zapadores polacos en la calle Górczewska

          La 5ª Compañía ocupó el sector entre la calle Wolska y la línea de ferrocarril, y la 8ª Compañía a órdenes del teniente Zdzisław Pacak con el plutón de cañones antitanque, el Reducto 56, conocido como el Reducto de Sowiński, en el cruce de las calles Wolska, Elekcyjna y Redutowa. En el extremo suroeste del reducto, fuera del recinto de mampostería reforzada se hallaba la pequeña iglesia de San Lorenzo.


La iglesia de San Lorenzo en el Reducto 56

          Nada más llegar al lugar, el teniente Pacak empezó a preparar el sector para la defensa. Con los demás comandantes de plutones comentó las direcciones de fuego, la disposición de los cañones antitanque, las ametralladoras pesadas, los lanzagranadas y los soldados. Con el comandante de la compañía de las ametralladoras pesadas, estableció el apoyo de fuego de las armas automáticas pesadas y los morteros. Con los comandantes de artillería, el apoyo de artillería.


El teniente Zdzisław Pacak

          Recuerda el teniente Zdzisław Pacak:
          “En el área delante de la línea de frente, unos campos de hortalizas abiertos y vastos; cerca de una carretera macadamizada, la línea de obstáculos. El terraplén del reducto bastante alto, unos seis metros de altura contando desde el fondo que corría a lo largo del foso. En la proximidad, unas edificaciones de un piso, pequeñas casitas de ladrillo y jardines. Por detrás, más o menos dos metros y medio detrás del terraplén que circunvalaba el cementerio ortodoxo, había una valla de ladrillo... A la derecha de los terraplenes corría ya el sector de la 7ª Compañía... El cañón antitanque tenía aquí un campo de fuego muy ancho. En el lado izquierdo de la calle Wolska, el punto principal era la fábrica “Dobrolin”... Desde allí, a partir de la calle Jana Kazimierza, corría el sector de la 5ª Compañía del II Batallón... En la calle Wolska, se hallaba la fábrica de bicicletas [de Kamiński].”


El sector defendido por el destacamento del teniente Pacak (disposición del mapa de 1939)

          En la calle Wolska 157/163, en la línea de la fábrica “Dobrolin”, se hallaba una barricada construida con dos tranvías colocados de través y rellenos de piedras. En ambos lados se plantaron vigas de acero y en medio de la barricada se dejó un estrecho paso de la anchura de un coche. Los zapadores prepararon obstáculos y zanjas anticarros. Al fondo, enfrende de la iglesia, estaban situados los nidos de las ametralladoras pesadas y dos cañones antitanque.
          La población de Wola coopera con el ejército de una manera magnífica. Hay muchos voluntarios que tras recibir arma refuerzan los subdestacamentos del sector. Se crean grupos para apagar incendios, las patrullas armadas con cintas en brazos aseguran las casas y viviendas abandonadas contra robos. Los grupos de obreros rastrean a los saboteadores que puedan penetrar en el recinto del sector con las masas de los fugitivos. Muchos habitantes de buena gana prestan ayuda cavando fosos o construyendo barreras contracarros. Hay tantos voluntarios que falta material.

          En la fábrica química “Dobrolin” había toneles llenos de trementina en grandes cantidades.


La fábrica “Dobrolin”

          En el caso de un ataque aéreo constituirían un peligro para las fortificaciones y casas de habitantes situados al lado. El teniente Pacak los aprovechó de una manera poco convencional para la defensa del área delante del Reducto 56.


Los toneles de trementina

          El comandante decidió transportarlos a lo largo de la calle Wolska lejos por delante de la línea de frente, donde durante la lucha se encontrarían las tropas enemigas. Se transportaron pues casi cien toneles. Además, se descubrieron en la fábrica grandes depósitos subterráneos de trementina con los que, sin embargo, no se pudo hacer nada.
          Durante el transporte de toneles al campo, llegaron los aviones alemanes y bombardearon la región de la fábrica, incendiando los toneles que todavía se hallaban allí. El teniente Pacak mandó la retirada inmediata del ejército del terreno de la fábrica. Los destacamentos destinados a apagar el incendio realizaron la acción rápidamente, liquidando el fuego.

          A la capital llegaban sin cesar oleadas de fugitivos. Entraban en el territorio de Wola por el paso de la barricada, lo que constituía un peligro para la defensa, puesto que con ellos podía infiltrarse el enemigo. El teniente Pacak, a pesar de las ordenes de la comandancia de cerrar el paso, aceptó el riesgo. No quería dejar en el campo de batalla a miles de personas indefensas. Todo el tiempo el sector era intensamente reforzado. Así pasaron el 7 y el 8 de septiembre.

          Tras cien kilómetros de marcha, el 8 de septiembre a las 17 hs, la vanguardia de la 4ª División Blindada alemana atacó los suburbios del suroeste de Varsovia. Los alemanes estaban seguros de entrar sin resistencia.


Los alemanes en Wola

          Los tanques venían adornados con banderines con la esvástica. El ataque se llevó a cabo en el distrito de Ochota a lo largo de la calle Grójecka. El ataque fue detenido por el fuego intenso de la artillería y los cañones antitanque. Varios tanques fueron dañados. Los demás, junto con la infantería, efectuaron la retirada.

          Los alemanes volvieron a atacar el 9 de septiembre. Tras el bombardeo a las 4.45 y un fuego de artillería de preparación, a las 7.45 llegó la siguiente ofensiva de unos 25-30 tanques. Las luchas estallaron en las calles Grójecka, Żwirki i Wigury, Szczęśliwicka y la plaza Narutowicza. Todas las invasiones fueron rechazadas. Los alemanes anotaron graves pérdidas en material y hombres. Ante la falta de éxito en Ochota, el general Reinhardt intentó atacar en Wola. Las luchas más encarnizadas tuvieron lugar en la franja de la defensa de la 8ª Compañía.

          Memorias del teniente Zdzisław Pacak:
          “Iba acercándose la madrugada del 9 de septiembre. Los fugitivos dicen que el enemigo viene llegando... Disposición de combate... Refuerzo el servicio de observación... Informo que esperen con romper el fuego hasta mi orden explicita. Me posicioné detrás de la barricada, en el terraplén cerca de la iglesia. A mi lado, el cornetista observador. A mano, el teléfono...
          El soldado está esperando. Plena disposición al combate... Vuelve el recon. Recibo el parte: la columna blindada viene llegando, haciendo escapar a una oleada de fugitivos... Los fugitivos corren a todo galope. Los peatones se meten en las puertas de las casas. A lo lejos se divisaba una mancha pardo-verde. Una. Otra. Tanques. Miré al cornetista. Temblaba de emoción.
          El frente de la columna enemiga, persiguiendo al abarrotado gentío de fugitivos, ante nuestros ojos, ha abierto fuego de las ametralladoras... A la calle han caído los primeros cadáveres... Los tanques y carros están chorreando balas. La gente, corriendo en pánico, van tropezando, cayéndose, atropellados por los carros y caballos, intentan a toda costa llegar a la barricada salvadora. La columna blindada es más rápida... Una espantosa apisanadora de acero da alcance a la gente espacando en pánico y va pasando por encima de ellos. Las orugas y ruedas van clavándose en las personas, aplastan los carros abandonados, carretillas, cochecitos de niños... Cual muñecos abatidos, los cuerpos de humanos y animales van despareciendo bajo el acero que escupe fuego...
          El mayor anhelo es ir a socorrer a los que están pereciendo. Pero tenemos que dejar al enemigo llegar lo más cerca posible. Mordiendo los labios, estoy observando la masacre de decenas de personas... La columna blindada está cada vez más cerca... Miro y estimo la fuerza del fuego enemigo... Constato vengativamente que mis cálculos eran correctos. El enemigo ha reunido en un sector estrecho unas fuerzas de fuego demasiado grandes: no será capaz de desplegarlas. Lo puede hacer tan sólo la cabeza de la columna... Los tanques vienen acercándose. Cada vez más...
          La columna va invadiendo el gentío con un ímpetu mortífero... Los soldados de la infantería bajan saltando de los carros, van corriendo detrás del gentío... El enemigo va “limpiando” el terreno antes de romper el último obstáculo que le parece ser la barricada que se eleva con los cuerpos rojos de los tranvías abatidos, los carros y las vigas.



Los tanques alemanes invadiendo Wola

          El gentío va desapareciendo. Los chorros de fuego van abriendo nuevos huecos. Los tanques y carros van creciendo en número. Empiezan a disminuir la velocidad. Van agrandándose a la vista. Todavía estamos aguardando. Los segundos no acaban de pasar lentamente. No dejo de observar al enemigo... Todo el espacio de la línea sin ningún tiro por nuestra parte... El cornetista a mi lado, al fondo del foso, como si desconfiase de su arte, nerviosamente está acercando la boquilla de la corneta a los labios. Me está observando con fervor...
          Los primeros tanques y motocicletas están a unos cien metros de nuestra línea. No se puede esperar más. Por última vez echo una mirada a la columna del enemigo, visible como en un desfile, respirando fuerza y arrogancia.
          - ¡Corneta! ¡La llamada!
          La temperatura subió. No bien sonaron los primeros tactos del toque, parecía como si el infierno cayera a Wolska. Un huracán de proyectiles clavó, aplastó a tierra la columna blindada. El ataque era tan inesperado, que toda la cabeza de la columna golpeada por salvas, cortada a lo ancho y al fondo con los chorros de fuego de acero, se paró inmovilizada...
          Ni hablar de apuntar con exactitud, ni hablar de escoger un blanco. El blanco era enorme. Ocupaba toda la anchura de la calle y se alargaba lejos al fondo. ¡Tuvimos que darnos prisa! ¡¡¡Prisa!!!
          La artillería, los cañones antitanques y morteros marcaban con fervor los blancos... El soldado soltaba series enteras de ametralladoras, proyectil tras proyectil, a lo ancho de la columna: daba en el blanco en todas las partes...

          La artillería cortó de inmediato con el fuego tanto la posibilidad de llamar refuerzos, como de la retirada del equipo pesado alemán que explotó en llamas. Ya tres tanques estaban atascados y obstruían el camino. Salieron desde dentro los soldados alemanes huyendo entre carros, en pánico buscando refugio ante el fuego tras las paredes de acero. Se oyeron los primeros gemidos y las llamadas de los alemanes.
          No sentí piedad. Bajo la lluvia de nuestras balas gimieron los que unos instantes antes habían asesinado a la gente indefensa. La situación dio la vuelta... Nuestros soldados que hace un rato habían visto la masacre de los compatriotas y esperaban el momento de revancha, ahora atacaban con fiereza.
          En fin, los alemanes se repusieron del choque. La primera idea fue asaltar la barricada, la misma que antes había animado a los indefensos civiles huyendo en pánico. Los carros alemanes arrancaron, escupiendo proyectiles. Iba creciendo el empuje a la barricada de la desesperada y determinada cabeza de la columna. Bajo la protección y al amparo del fuego de carros blindados empezaron los saltos de la infantería...
          De sopetón se encienden los toneles de trementina que antes habíamos transportado al área delante. Estallan en llamas los tanques y los carros blindados. Las llamas, separadas al principio, van uniéndose y formando fuego, escalando a lo largo y alto, hasta que todo el grupo de carros blindados inmovilizados es abarcado por un mar de fuego. Se oye el ruido de las llamas. Vemos a los muertos y heridos quemarse, a los alemanes no les da tiempo saltar de las escotillas abiertas en pánico, a medio salto se abrasan en llamas. Cada vez más alto piden a gritos socorro, pero las llamas no conocen piedad. Así las balas polacas.
          El calor sofocante del fuego y la fuerza de las explosiones de artillería hace volar los toneles de trementina que cayendo en tierra explotan chorreando nuevas llamas. El mar de trementina flameante abrasa los carros con la munición del enemigo. El atronador estruendo de los carros volados ensordece el ruido de nuestro fuego...
          El enemigo desistió de atacar. Horrorizado, aturdido, únicamente buscó salvación... La máquina de asalto perdió el ímpetu. La cabeza rota de la columna se dirigió por una orden: salvarse a sí mismos.

          Ya algunas casas están en llamas... Nuestra artillería, imponiendo una cortina de fuego con el fin de impedir la huida a la retaguardia de la columna, lo hizo con tanta presición que los carros que afluían sin cesar desde la zona de la iglesia de los mariavitas y, sin saber nada de la catástrofe, tenían la voluntad de participar en el combate, caían como en un precipicio. El valle de muerte arrastraba cada vez más máquinas nuevas. Se iba extendiendo el área cubierta por los destrozados carros blindados.
          Por encima del sector que retumbaba disparos, por detrás de los enrojecidos humos que nos envolvían en una fumarada infernal, muy cerca de los tejados, se oyen los aviones del enemigo. Reducen la altura, están buscando, pero no consiguen determinar la situación de los nidos de fuego polacos, y se retiran. Después vienen otros, con el mismo resultado...
          Los alemanes, desprovistos de los puntos de observación y de las condiciones del manejo eficaz del fuego, aunque disparan mucho y denso, no dan en blanco. Acorralados entre las casas, perseguidos por series de proyectiles, están agitándose entre los imponentes cuerpos blindados, parecen unos animales espantados y atemorizados, y no unos soldados perfectamente entrenados.
          Por detrás siguen llegando nuevos tanques que intentan apoyar la invasión. Ignorando la fuerza y la puntería del fuego de nuestros buenísimos artilleristas, llegan por el centro de la carretera, abriéndose camino entre el propio equipo destrozado, aplastando a sus soldados heridos y muertos, para quedarse imnovilizados al ser alcanzados por un proyectil, o dar marcha atrás chocando contra las máquinas que iban llegando por detrás. La invasión alemana fracasó definitivamente.
          Estuve observando la carretera desde la barricada hasta muy lejos por donde iban llegando nuevos carros. A pesar de la sofocante humareda y olor a quemado, di un honro suspiro... Llegó el momento culminante. Tuvimos la posibilidad de derrotar por completo a los alemanes. Tomé la decisión. Di la orden: -¡Al ataque! ¡Bayonetas al arma!
          La orden se transmitió a lo largo de la línea. La infantería se prepara al ataque, aplicando bayonetas. Saltan de las trincheras.
          - ¡Hurra! ¡Hurra! ¡Hurra!
          Al mismo tiempo sonaron todas las ametralladoras, protegiendo el ataque de la infantería. Los soldados con las bayonetas relucientes iban corriendo adelante... Ardieron breves, violentas escaramuzas. A los invasores que resistían se los liquidaba sin piedad. Al ataque fuimos todos...

          Corrieron los oficiales junto con los soldados rasos, todos mezclados, gritando y temblando de la voluntad de luchar contra el enemigo... Cada edificio, cada patio y, con frecuencia, cada manzana fue otro campo de combate.”



La lápida conmemorativa en el Reducto 56 (foto: Janina Mańkowska)

          La invasión alemana del 9 de septiembre en Ochota y Wola fue un fracaso rotundo. Poco numerosos grupos de infantería, sin la protección de tanques, fueron espantados de la zona neutra. En resumen, en dos días (el 8 y 9 de septiembre) los alemanes perdieron 45 tanques. Quedaron inmovilizados otros 40, de los cuales algunos fueron recuperados por los alemanes y probablemente restaurados. La 4ª División Blindada perdió la tercera parte de los tanques con los que acometió la invasión. Unas pérdidas de tan gran tamaño hicieron que el general Reinhard interrumpiera la invasión y retirara las tropas a las posiciones de partida. Llegó a la conclusión de que no había posibilidad de entrar en la ciudad sin el empleo de la artillería pesada, los lanzallamas y el equipo zapador especializado.

          Los alemanes intentaron encontrar otros puntos débiles de la defensa polaca. Dadas varias derrotas consecutivas, desistieron del ataque a la capital y procedieron al asedio de Varsovia. El 15 de septiembre los alemanes empezaron a cerrar el cerco de asedio al rededor de la ciudad. Comenzaron los bombardeos sistemáticos y el fuego de artillería. Llegó un tiempo de relativa calma. Los alemanes concentraron sus fuerzas en la batalla de Bzura para liquidar las fuerzas polacas con las que el general Kutrzeba intentaba llegar a la capital. El 17 de septiembre se propagó por Varsovia la noticia de la invasión de las tropas soviéticas a Kresy Wschodnie (la extensa región de los Confines Orientales) de Polonia. Polonia fue objeto de ataque de dos invasores. Aunque este hecho no influyó mucho en los ánimos de los habitantes de Varsovia, sin embargo, empeoró la situación de los ejércitos polacos que seguían luchando por el país.

          Por la mañana del 20 de septiembre, desde la región de las localidades de Laski y Wólka Węglowa llegaron a Varsovia los restos del ejército “Poznań” al mando del general Kutrzeba. El anillo de asedio al rededor de Varsovia había sido cerrado definitivamente y los alemanes empezaron a preparar el asalto general a la ciudad.

          El 24 de septiembre de 1939 el presidente de Varsovia, Stefan Starzyński, pronunció el famoso discurso en la radio, en el que dijo:
          “Mi intención era que Varsovia fuera grande. Estaba seguro de que así sería. Mis colaboradores y yo hemos trazado planos, hemos elaborado proyectos de la gran Varsovia.
          Y Varsovia es grande. Ha sucedido más pronto de lo esperado. No dentro de cincuenta años, no dentro de cien, pero hoy veo la gran Varsovia.
          Cuando ahora estoy dirigiéndoos la palabra, la veo por las ventanas en su grandeza y gloria, envuelta en humaredas, enrojecida por las llamas, magnífica, invicta, la gran Varsovia combatiente...”


          El 25 de septiembre los alemanes procedieron a unos bombardeos más intensos que había habido hasta entonces. En aquella acción a una escala inusitada tomaron parte más de 400 aviones de bombardeo alemanes. Fueron lanzadas 560 toneladas de bombas de demolición y 72 toneladas de bombas incendiarias. Los alemanes se sintieron totalmente impunes dada la falta de aviones polacos y la debilidad de la defensa antiaérea.


Los bombarderos alemanes en picado

          Los aviadores bombardearon la ciudad sin tener en consideración ningunas razones humanitarias ni tampoco las de las convenciones internacionales. Fueron atacados principalmente objetivos civiles. No se respetaron edificios, monumentos históricos ni iglesias algunas. Fueron destruidas manzanas enteras de casas. A la destrucción contribuyó también la artillería alemana. El fuego se concentró en la central eléctrica, los filtros, la estación de bombeo de la red de abastecimiento de agua, la fábrica de gas, la red de telecomunicación.





Wola en llamas


          El objetivo de la acción fue aterrorizar a la población de Varsovia y quebrantar del todo el espíritu de resistencia. El bombardeo duró sin cesar desde las 8 hasta las 18 horas. Los alemanes trataron Varsovia como un polígono experimental para verificar en la práctica los principios de la teoría de la guerra aérea del general italiano Giulio Douhet. A menor escala fue verificada en 1936 en pequeñas localidades españolas de Durango y Guernica.





Las casas destruidas en los distritos de Wola y Koło.


          El 26 de septiembre los alemanes otra vez intentaron romper la defensa de la capital. Las encarnizadas luchas perduraron en varios sectores de defensa. La acción del ejército alemán no trajo los resultados esperados. Las posiciones polacas en su mayoría fueron conservadas, la línea principal de la defensa no fue rota. Sin embargo, la comandancia polaca decidió terminar las luchas y pactar las condiciones de la capitulación con los alemanes, teniendo en cuenta la situación extremadamente difícil de la población civil, desprovista a causa de los bombardeos de víveres, agua y asistencia sanitaria. La prologación del cerco pudo acarrear consecuencias difíciles de prever.


La situación de Varsovia el 27 de septiembre de 1939.

          El 27 de septiembre empezaron las negociaciones sobre la capitulación: primero en la localidad de Sulejówek, después en la posición adelantada de la comandancia del 8º Ejército alemán en Rakowiec cerca del aeropuerto de Okęcie. La parte polaca la representaron el general Tadeusz Kutrzeba y el coronel Aleksander Pragłowski. El 28 de septiembre de 1939 a las 13.15 hs fue firmado el acta de capitulación de Varsovia. La defensa del distrito de Wola perduró sin pausa hasta el mismo fin del cerco de Varsovia, o sea hasta el 28 de septiembre de 1939.


La firma del acta de la capitulación de Varsovia.

          El 29 de septiembre de 1939 empezaron a salir desde Varsovia las primeras columnas de los soldados polacos cautivos. La última columna, de la comandancia de la guarnición de Varsovia con los generales Rómmel, Kutrzeba y Czuma, salió el 1 de octubre por la tarde. El 1 de octubre de 1939, cuando las últimas columnas de cautivos polacos abandonaban Varsovia, en el distrito de Śródmieście (el centro de la ciudad) entraban las tropas alemanas. A las 15 hs los alemanes pusieron la guardia principal en la Comandancia de la Ciudad y anunciaron por los megáfonos que sus tropas ocuparon Varsovia.


Los alemanes entrando en Varsovia.

          En la defensa de Varsovia entre el 1 y 28 de septiembre de 1939 perecieron aproximadamente 5 mil soldados, unos 16 mil resultaron heridos. Fallecieron alrededor de 15 mil habitantes civiles de la capital, varias decenas de miles sufrieron lesiones. Fueron presos cautivos 5 mil oficiales y unos 97 mil soldados rasos.


Los defensores de Varsovia salen al cautiverio alemán

          Fueron destruidos el 12% de los edificios, incluidos varios monumentos históricos de cultura nacional de alta categoría. Las pérdidas materiales de la ciudad se estimaron en unos 3 mil millones de zlotys polacos de aquella época. Sobre Varsovia y el distrito varsoviano de Wola, por el período de unos cinco años, cayó la oscura noche de la ocupación hitleriana.

          El día de la capitulación tuvo lugar otro acontecimiento importante en la historia de Polonia. El 28 de septiembre de 1939 en Moscú, Molotov y Ribbentrop firmaron “El Tratado germano-soviético de la frontera y amistad” que sancionó el cuarto reparto de Polonia. En el protocolo secreto adjunto se estableció la línea divisoria de los intereses de ambos invasores en el territorio de Polonia. La región de Lubelszczyzna (la provincia de Lublin) y parte de Mazovia pertenecería a los alemanes, y los Confines Orientales se incorporarían a la URSS. A cambio de renunciar a la región de Lubelszczyzna, los sovietas pactaron el permiso de extender la esfera de su influencia a Lituania. Además, el protocolo incluía una declaración sobre una actividad en común para combatir las aspiraciones polacas de recuperar la independencia. Como resultado del reparto, en el lado alemán de la frontera quedó el 48,5% del territorio de la II República de Polonia y aproximadamente 20,4 millones de habitantes. La Rusia soviética se apoderó del 50% del territorio y unos 14,3 millones de habitantes. La Unión Soviética cedió a Lituania la ciudad de Vilna y parte de la provincia que constituía aproximadamente 1,5% del territorio de Polonia y unos 500 mil habitantes. Tan sólo unos meses más tarde, la URSS de nuevo se apoderaría del territorio en cuestión, tras la anexión de Lituania en agosto de 1940.

          El jefe de la defensa del Reducto 56 en Wola, Zdzisław Pacak, promovido en septiembre de 1939 al grado de capitán, fue al cautiverio alemán, junto con otros soldados polacos, después de la capitulación de Varsovia. Fue enviado al campo de prisioneros en Woldenberg. Tres veces intentó escapar. El tercer intento, realizado con bravura en marzo de 1942, tuvo éxito. El capitán junto con cuatro oficiales, compañeros suyos, tras unas vivencias casi folletinescas, consiguió llegar felizmente a Varsovia. Inmediatamente se alista al servicio del Ejército Nacional (Armia Krajowa, AK), adoptando el seudónimo “Kuźmirski”. En noviembre de 1942 es nombrado segundo comandante y jefe de operaciones de la Organización de Acciones Especiales (Organizacja Specjalnych Akcji “Osa”; en polaco ‘osa’ significa ‘abeja’). En los años 1943-44 es comandante de la División de Guerrilla de Carpatos de la región de Lviv del Ejército Nacional AK. Promovido al grado del teniente coronel del AK. Caballero de las Cruces de Oro y de Plata de la Orden Virtuti Militari, de la Cruz al Valor y otras condecoraciones militares. Arrestado por el NKVD, prisionero en Łubianka, presta declaración como testigo en el juicio moscovita de los Dieciséis. En 1946 vuelve a Polonia. Nuevamente arrestado, esta vez por los servicios secretos de la UB (Urząd Bezpieczeństwa, la ‘Oficina de Seguridad’ comunista en Polonia), es prisionero durante seis años en las cárceles de Rawicz y Wronki. Murió el 27 de enero de 1981 en Cracovia.

          En 11 de abril de 2005 el Concejo de la ciudad capitalicia de Varsovia, a petición del concejo del distrito de Wola, decidió dar el nombre del Coronel Zdzisław Pacak-Kuźmirski a la plazoleta situada en la bifurcación de las calles Wolska y Kasprzaka, delimitada por el este por la calle Ordona.




la plazoleta del Coronel Zdzisław Pacak-Kuźmirski

          La plazoleta está situada muy cerca del Reducto 56, entre dos principales arterias de comunicación que dan acceso a Varsovia por el oeste.




autores:
Maciej Janaszek-Seydlitz
Jerzy Janowski
Janina Mańkowska

traducción: Łukasz Szulim



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